Unos años después de que el emperador Constantino decretara el cristianismo como religión oficial, el mundo de las ideas y la fe dio un giro importante en todo el territorio del Imperio Romano. Mientras años atrás muchas mujeres y hombres dieron su vida por una fe, la de Cristo, prohibida y perseguida, ahora le tocaba el turno a las creencias consideradas entonces como paganas. Hipatia de Alejandría ha pasado a la historia por su terrible fin. Perseguida por un obispo intransigente, terminó con una de las mujeres más sabias de la antigüedad, de la que poco nos ha quedado de su legado científico y filosófico, pues fue debidamente borrado de la historia por sus detractores.
Una neoplatónica en un Egipto cristiano
Hipatia nació en Alejandría en una fecha indeterminada alrededor del año 370 d.C. Hija de un famoso filósofo y astrónomo llamado Teón, Hipatia recibió en su infancia y juventud una educación extraordinaria centrada en la filosofía, la astronomía, las matemáticas y la literatura. Hipatia pronto destacó como una de las primeras seguidoras de la corriente neoplatónica. Hipatia vivió en un Egipto que en el siglo IV era una de las provincias romanas que había experimentado una fuerte cristianización. Hipatia no era cristiana, por lo que quedaba expuesta a las enemistades de una parte de la población1. Sin embargo, la joven filósofa disfrutó durante un tiempo de una posición privilegiada como profesora en la escuela platónica dirigida por Plotino.
Respetada por los eruditos de Alejandría, Hipatia se ganó su reconocimiento y se relacionó con ellos como una más. Además de dar clases en el Museion de la Universidad de Alejandría de filosofía platónica, geometría y astronomía2, su casa se convirtió en un centro de saber y conocimiento.
La castidad de la filósofa
Una neoplatónica en un Egipto cristiano
Hipatia nació en Alejandría en una fecha indeterminada alrededor del año 370 d.C. Hija de un famoso filósofo y astrónomo llamado Teón, Hipatia recibió en su infancia y juventud una educación extraordinaria centrada en la filosofía, la astronomía, las matemáticas y la literatura. Hipatia pronto destacó como una de las primeras seguidoras de la corriente neoplatónica. Hipatia vivió en un Egipto que en el siglo IV era una de las provincias romanas que había experimentado una fuerte cristianización. Hipatia no era cristiana, por lo que quedaba expuesta a las enemistades de una parte de la población1. Sin embargo, la joven filósofa disfrutó durante un tiempo de una posición privilegiada como profesora en la escuela platónica dirigida por Plotino.
Respetada por los eruditos de Alejandría, Hipatia se ganó su reconocimiento y se relacionó con ellos como una más. Además de dar clases en el Museion de la Universidad de Alejandría de filosofía platónica, geometría y astronomía2, su casa se convirtió en un centro de saber y conocimiento.
La castidad de la filósofa
Aunque algunos autores apuntan a que Hipatia llegó a contraer matrimonio, otros afirman que permaneció soltera3. Lo que está claro es que Hipatia dedicó su vida en cuerpo y alma a la ciencia y al pensamiento.La obra de Hipatia fue destruida tras su muerte por lo que su pensamiento filosófico se ha perdido. Sabemos sin embargo que fue la inventora de algunos aparejos para uso científico.
La intransigencia del obispo
En la Alejandría en la que vivía Hipatia, también residía uno de los obispos más intransigentes del cristianismo. Cirilo estaba en contra de los ritos paganos y de los pensamientos filosóficos. Según la versión del historiador Sócrates Escolástico, la muerte de Hipatia fue a manos de unos monjes exaltados instigados por el obispo, que la asaltaron mientras iba en su carruaje por las calles de Alejandría. Tras arrastrarla un tramo, la descuartizaron y quemaron su cuerpo.
Este fue el terrible final de una de las mujeres más brillantes de la Antigüedad Tardía. Su obra fue destruida, pero su muerte no pudo ser borrada de la historia, pasando de siglo en siglo como un ejemplo de final injusto para una mujer erudita, sabia y consecuente con sus ideas.
La intransigencia del obispo
En la Alejandría en la que vivía Hipatia, también residía uno de los obispos más intransigentes del cristianismo. Cirilo estaba en contra de los ritos paganos y de los pensamientos filosóficos. Según la versión del historiador Sócrates Escolástico, la muerte de Hipatia fue a manos de unos monjes exaltados instigados por el obispo, que la asaltaron mientras iba en su carruaje por las calles de Alejandría. Tras arrastrarla un tramo, la descuartizaron y quemaron su cuerpo.
Este fue el terrible final de una de las mujeres más brillantes de la Antigüedad Tardía. Su obra fue destruida, pero su muerte no pudo ser borrada de la historia, pasando de siglo en siglo como un ejemplo de final injusto para una mujer erudita, sabia y consecuente con sus ideas.
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1. Mujeres filósofas en la historia, Ingeborg Gleichauf, pág. 20
2. Ídem, pág. 21
3. Ídem, pág. 21
Si quieres leer sobre ella Hipatia de Alejandría, Maria Dzielska
Género: Biografía
Mujeres filósofas en la historia, Ingeborg Gleichauf
Género: Ensayo
Hipatia, Luis de la Luna
Género: Novela histórica
Agora, Marta Sofía Género:
Novela históricahttp://www.mujeresenlahistoria.com/2012/01/la-primera-matematica-hipatia-370-413.html
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