En la vida siempre estamos al otro lado del cuadro cuando somos nosotros los que miramos pero, siempre estamos dentro del cuadro cuando son los demás los que nos miran. Todo en la vida se reduce a imagenes e historias que acompañan a esas imagenes. La vida es una sucesión de cuadros y de historias. Aquí, podemos mirar un cuadro y conocer o inventarnos su historia.
lunes, 7 de marzo de 2011
Le rêve - Henri Rousseau (Le Douanier)
Henry Rousseau fue un pintor autodidacta. Nacido en 1844 en una familia humilde no
pudo asistir a ninguna escuela de arte y de los varios empleos en los que trabajó, el
más duradero fue el de recaudador de impuestos en el Servicio Municipal de Aduanas
de París del que le vendría el mote de "El Aduanero" que años más tarde le pondría el
escritor y amigo,Alfred Jarry.
A los 49 años abandonó su trabajo para dedicarse de lleno al mundo de la pintura y en
el que nunca llegaría a ser un pintor demasiado valorado pero en el que dejaría una obra
singular y con un estilo único aunque se le haya encuadrado generalmente dentro del
"naif" y por algunos en el post-impresionismo francés y hasta en el surrealismo.
Dentro de su obra más singular destacan sus lienzos selváticos, pertenecientes a lo que
él denominó como su "serie mejicana" y de la que llegó a propalar el bulo de que los
había pintado en las selvas americanas cuando la realidad es que Rousseau jamás salió
de su Francia natal.
Estos famosos cuadros, como el que hoy comentamos, fueron pintados en su estudio
y para su creación se valió de los apuntes que tomó y los paseos que realizó por el
Jardin des Plantes y por el Museo de Historia Natural de París, así como, de revistas,
viejas fotos de viajes y colecciones de tarjetas postales.
En este cuadro - el último que pintó antes de su muerte ese mismo año - retrata a una
mujer desnuda que según un poema que adjuntó al cuadro, él denomina Yadwigha, y
que está recostada en un sofá francés tipo “Louis Philippe” - idéntico a uno que él teniá
en su atelier - colocado en una jungla exuberante de vegetación entre la que se mueven
los leones,los pájaros exóticos, un elefante y alguna serpiente. Casi en el centro del
cuadro y confundido con la vegetación se ve a un indígena tocando una flauta, muy al
estilo de los encantadores de serpientes y por los que Rosseau parecía sentir una gran
atracción pues ya había colocado un personaje similar en un cuadro anterior denominado
“La encantadora de serpientes.”
Rousseau explicó su cuadro diciendo que este es la representación de un sueño.
La mujer, Yadwigha, ha quedado dormida en su sofá y sueña que está en la selva,
rodeada de animales y escuchando la música del encantador de serpientes.
Para Rousseau existían otros mundos pero estaban en él, en sus ensoñaciones.
El mismo lo reconocía cuando afirmaba: "Cada vez que estoy en estos invernaderos
y veo las extrañas plantas que existen en tierras exóticas, siento que estoy entrando
en un sueño."
Este cuadro pintado en 1910, se exhibe en el Museum of Modern Art (MOMA), New York.
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