Roberto Arlt nació el 26 de abril de 1900. Desde su infancia en el barrio de Flores, el periodista y dramaturgo se sintió atraído por el cine. En 1920, durante el cumplimiento del servicio militar, conoció a quien sería su mujer, Carmen Antinucci, en una sala de cine. Un año antes ya había comenzado a escribir la que sería su primera novela, que en ese entonces se titulaba La vida puerca, y que posteriormente pasó a llamarse El juguete rabioso.
En ella Silvio Astier, su protagonista, habla del “cinematógrafo de Lavalle al 800”. En esa época, Lavalle ya era la “calle de los cines”, con salas como el Electric Palace, el Majestic Theatre y el Lavalle. El cine es parte del paisaje urbano que el autor ambienta en la década de 1910, registrando el ingreso de la vida moderna en la literatura.
“La gente rebullía por el atrio de un cinematógrafo, con su campanilla repiqueteando incesantemente”. (...) “Eran las siete de la tarde y la calle Lavalle estaba en su babilónico esplendor. (...) En los atrios de los teatros y los cinematógrafos aguardaban desocupados elegantes”.
En sus otras tres novelas, Arlt hablará del famoso actor italiano Roberto Valentino. Entre sus actores preferidos se encontraban también Lyda Borelli, Charles Chaplin, Emil Jannings y Marlene Dietrich.
Fuente: Caras y Caretas.
Aguafuertes porteñas en El Mundo
En agosto de 1928 comienza a trabajar como colaborador en la redacción del diario El Mundo con sus Aguafuertes porteñas. En muchas de ellas, de 1928 a 1942, habla de más de veinte películas sin tratarse la columna específicamente del tema, lo que da cuenta del interés del autor por este arte y refutando la afirmación del título de una de sus entregas “Rarísima vez voy al cine”.
La columna, de carácter generalista, estaba orientada al espectador que asistía sin un particular interés en la película, sino que disfrutaba de la mera experiencia del evento cinematográfico, como el propio Arlt, enfocado en analizar las impresiones del argumento en los espectadores, más que en realizar un análisis del lenguaje cinematográfico. El autor observaba los comportamientos de los asistentes durante las proyecciones y concretamente cómo el cine modificaba las costumbres y las relaciones interpersonales.
A continuación Diego Cano, politólogo, ensayista, y autor, entre otros, de Roberto Arlt, el monstruo, brinda su mirada sobre quien fue, para él, "el novelista más importante de la literatura argentina del siglo XX".
-Se ha escrito que a Arlt le interesaba la denominada cuestión sociológica del cine, ¿quizá porque encontraba coincidencias entre la construcción de personajes cinematográficos y los personajes de sus propios escritos?
-Me parece que la denominación “cuestión sociológica” es una definición actual que Arlt denostaría. Lo que puedo afirmar con certeza es que Arlt tenía interés por todo tipo de expresión artística y sobre todo por las posibilidades ficcionales que ese nuevo soporte tecnológico que era el cine brindaba al artista. Vale recordar que en el año 1933 paso a dedicar la mayoría de su tiempo a su tarea creadora en el teatro, después de haber publicado sus cuatro hoy famosas novelas, y en paralelo continuaba desarrollando sus Aguafuertes y publicando cuentos. Sin embargo, Arlt escribirá en 1932 y 1933 dos Aguafuertes, "El cine y los cesantes" del 24 de julio de 1932 y "El cine y los pueblitos" del 30 de agosto de 1933, donde intenta dar una explicación de ese estilo afirmando, por ejemplo: “…El hombre se mete en el cine… como en otras partes el desocupado se mete en la taberna a buscar en un vaso de vino alcohólico el borrador de sus penas… el lenitivo de su amargura que en ese instante le hace pensar…”.
Fragmento de "El cine y los cesantes”
“El cesante piensa en la cara de su mujer, en las horas largas de la tarde. ¿Dónde? ¿En qué punto del Universo puede comprar a precio más barato el olvido? Tres horas. Y entonces, el tío se arrima a la taquilla, y palma su chirolita. Al fin y al cabo… más caro le va a salir meterse en un café. Más caro le va a costar el ómnibus para ir a tomar mate a la casa de aquel amigo distante”.
Patricio Fontana afirma en su libro Arlt va al cine que “(Arlt) fue un cronista de cine” y de la relación entre los análisis de sus aguafuertes y trabajos como los del cineasta Louis Delluc o incluso de Sigmund Kracauer, sociólogo de la Escuela de Frankfurt. La escritora Maryse Renaud hablaría de una influencia de la corriente cinematográfica del expresionismo alemán en la escritura de Arlt en sus novelas Los siete locos y Los lanzallamas.
En el aguafuerte Molinos de viento de Flores, el autor narraba un recuerdo de infancia en una sala de cine:
"El primer cinematógrafo se llamaba El palacio de la alegría. Allí me enamoré por vez primera, a los nueve años de edad, y como un loco de Lidia Borelli”.
Tal y como lo hacía Lucio en El juguete rabioso. Hablaba del cine ubicado en la avenida Rivadavia al 6700, una sala muy importante que llegó a ser la tercera del país y cerró en 1911.
-¿En qué momento comienza el autor a interesarse por la cinematografía?
-Roberto Arlt tuvo siempre interés por el cine; su fascinación por Rodolfo Valentino aparece en sus novelas y en sus Aguafuertes de manera sostenida. Su primera mujer la conoció en un intervalo de una película en Córdoba. Las notas periodísticas escritas para diario El Mundo dan cuenta de su asidua asistencia al “cinematógrafo”, como él lo llamó en varias oportunidades, y a la calle Lavalle, que ya despuntaba como lugar donde se encontraban los cines. De este interés dará cuenta en cinco reseñas de cine que publicará en 1936 a la vuelta de su viaje por España y Marruecos.
Cronista de viajes
A partir de 1930, El Mundo le permite viajar y recorrió diferentes localidades de nuestro país e incluso otros países como Uruguay, Brasil, Colombia, Ecuador, España, algunas ciudades del norte del continente africano, lo cual le permitió enriquecer su visión acerca de algunos preconceptos que tenía a la distancia respecto de algunas sociedades que únicamente había visto en la gran pantalla, a la par que logra perfeccionarse en su labor de cronista.
-¿A qué se le podría atribuir aquella fascinación por el lenguaje audiovisual?
-La expresión de lo nuevo no podía más que fascinar a un Roberto Arlt en búsqueda permanente de nuevas formas de creación artística. Él se consideraba un “devoto del cine” y aunque escribió reseñas de películas, y lo menciona en sus escritos, su relación con el cine es más de espectador que disfruta de manera plena de una nueva manera de creación de relatos y producción artística. No debemos tampoco menospreciar la influencia del cine de Fritz Lang y todo el expresionismo alemán sobre la obra de Roberto Arlt. Metrópolis, como se dice ahora, “no tengo pruebas, pero tampoco dudas”, ejerció una influencia significativa en su novela Los siete locos. Como afirmo en mi libro sobre Arlt “…como un artista expresionista, Arlt, deforma lo que parece verosímil hasta convertirlo en absurdo” y todas las expresiones artísticas expresionistas en boga en la época, incluyendo el cine, ejercieron una poderosa influencia en su narrativa.
Una cita que rescata Patricio Fontana en su libro Arlt va al cine, que está en Los siete locos, resume a la perfección la posición de Roberto Arlt: “…la vida adquiría ese aspecto cinematográfico que siempre había adquirido…”. Para Arlt el arte anticipa la realidad, la potencia imaginativa del artista sólo prefigura mundos posibles que potencialmente se desplegaran en la realidad.
En sus novelas aparecen menciones permanentes, Barsut, en Los siete locos, entresueña con Greta Garbo; Rodolfo Valentino es mencionado innumerables veces en El amor brujo; Lucio, de El juguete rabioso, menciona a los “artistas de cinematógrafo” y a Lidia Borelli (Lyda Borelli), artista de cine de la época; y Charles Chaplin es un “lujo de expresiones” según la Aguafuerte "Apoteosis de Charlie Chaplin", del 28 de junio de 1929.
Fuente: El Mundo.
-¿Cómo concebía el autor la crítica de cine? ¿La ejercía de manera similar a sus colegas o tenía un estilo ajeno al resto? ¿Formaban parte de las aguafuertes que fusionaban periodismo con folletín o eran textos más elaborados?
-Arlt escribió estrictamente cinco reseñas cinematográficas en 1936 a la vuelta de su viaje por España: Roberto Arlt escribe sobre cine del 27 de agosto; “No todas son lo mismo”, con Ralph Bellamy y Gloria Seha del 29 de agosto; Acosada con Madeleine Carrol y George Brent del 5 de septiembre; Reina por nueve días con Neva Pilbeam y Cedric Hardwicke del 7 de septiembre; y Mayerling con Charles Boyer y Danielle Darrieux del 13 de septiembre.
El estilo de estas Aguafuertes es el de siempre de Arlt, una crónica suelta, con fuerza narrativa, mostrando impresiones personales y valoraciones sin criterios teóricos, pero con afirmaciones de alto impacto, desarrolladas además en el corto espacio que le permitía el formato del diario.
Destaco un párrafo de una mención a la película Alta traición (“High Treason”, 1928), una de las primeras películas en incorporar sonido, que me interesa por el carácter monstruoso que el propio Arlt encuentra. En "Viendo actuar a Emil Jannings", un Aguafuerte del 29 de noviembre de 1929 señala: “Emil Jannings representa el monstruo despótico sacudido por todas las fierezas del desequilibro hereditario. Y como es un monstruo sincero –reparen en esto- no es antipático. Con este personaje ocurre lo que con los personajes de las novelas de Dostoiewski. Son demonios, cometen toda clase de delitos y, sin embargo, no se les puede odiar”.
Fuente: Eterna Cadencia.
Las adaptaciones
El primer registro cinematográfico data de 1966; ese año Rodolfo Kuhn adaptó el cuento Noche terrible (1933).
En 1967, Juan Batlle Planas hijo escribió y dirigió El alma, basado en un personaje de Los lanzallamas.
Torre Nilsson condensó Los siete locos y Los Lanzallamas en su película de 1973, cuyo guion fue co escrito con Luis Pico Estrada, Beatriz Guido y Mirtha Arlt, hija del escritor. Fue protagonizada por Alfredo Alcón, Norma Aleandro, Thelma Biral, Héctor Alterio y Sergio Renán. Ese mismo año, Ricardo Wullicher dirigió la versión cinematográfica de la obra teatral Saverio, el cruel.
El juguete rabioso, por su parte, tuvo dos adaptaciones: una dirigida por José María Paolantonio en 1984, interpretado por Pablo Cedrón, y otra dirigida por Pablo Torre en 1998.
En 2014, Luz Orlando Brennan realizó el cortometraje En crítica, en el que el Arlt es el protagonista durante su época como redactor de policiales en el diario Crítica.
En 2020, basado en la adaptación realizada por Ricardo Piglia, se estrenó Erdosain, un largometraje dirigido por Fernando Spiner y Ana Piterbarg.
Fuente: Haciendo cine.
-Varios de sus trabajos fueron adaptados al lenguaje cinematográfico, ¿cuál considerás que hubiese sido su opinión sobre los mismos?
-Imposible pensar lo que Arlt hubiera pensado. Lo que sí puedo dar es mi opinión de lo que he visto y definitivamente Erdosain, de Fernando Spiner y Ana Piterbarg, es increíble (adaptación sobre la base de la serie Los siete locos y los lanzallamas). La sensibilidad artiana, los colores, la velocidad, el grotesco, y la hipérbole, tan típica de la narrativa de Arlt, están presentes en esta película. Remarco que no es el “tema” el que está bien reflejado, ni siquiera que estén bien adaptado el relato, que sí lo están, sino la estética arltiana está plasmada en la película con unas actuaciones sublimes. Aunque en mi opinión lo más significativo es la capacidad de la película de reponer ese absurdo de exageración que son las novelas de Roberto Arlt que producen un efecto cómico único.
Diego Cano es politólogo, ensayista, historiador, pintor y coleccionista. Dirigió la lectura colectiva en Twitter de las obras completas de Franz Kafka en el hashtag #Kafka2018 y también lleva adelante la Fanpage en Facebook "Todo Aira". Ha escrito numerosas reseñas literarias y artículos sobre historia. Publicó "Jungla 3.0 Trolls: información y contrainformación" y "Notas al margen a la obra de Karl Marx". En el 2019 publicó su primera novela y un libro de claves de lectura sobre Kafka. Durante 2019 coordinó en Twitter tres lecturas colectivas #Kafka2019, #Aira2019, y #Arlt2019. Es director del Centro de Estudios e Investigación histórica (CEIH). Publicó en Editorial Barenhaus "Franz Kafka. Una literatura del absurdo y la risa" en 2020 y "Roberto Arlt, el monstruo" en 2021.
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