sábado, 15 de junio de 2024

LO QUE UNA MUJER PUEDE HACER CON UNA CÁMARA

 Lo que una mujer puede hacer con una cámara

Reflexiones en QuitarFotos por Leire Etxazarra

 

‘Lo que una mujer puede hacer con una cámara’ es el título de un artículo publicado en el Ladies’ Home Journal en el año 1897. A punto de entrar en el siglo XX, el papel de la mujer en las sociedades modernas cambiaría de forma irreversible en las siguientes décadas. Pero la fotografía vaticinaba ya ese cambio de rol desde años antes, aunque fuera de forma tímida.

En 1893, George Eastman, fundador de la Eastman Kodak Company, creó la imagen de la ‘Kodak girl’ para popularizar el uso de las cámaras entre las mujeres. La ‘Kodak girl’ era una mujer joven y bella, pero también independiente y aventurera. Era la semilla de la ‘nueva mujer’ que llegaría con el siglo XX.

 

Kodak girl

 

El artículo del Ladies’ Home Journal fue escrito por una fotógrafa de 34 años llamada Frances Benjamin Johnston. Considerada la primera fotorreportera de la historia, fue una pionera a la hora de hacerse un hueco en el masculinizado mundo de la fotografía profesional.

En una de sus fotos más famosas, un autorretrato llamado ‘New Woman’Johnston desafía los roles de género mostrándose a sí misma en una actitud hasta entonces exclusivamente masculina. Era toda una declaración de intenciones.

 

Autorretrato  © Frances Benjamin Johnson `New Woman´

 

Para Johnston la fotografía fue una forma de liberarse y dar rienda suelta a su creatividad. Había estudiado dibujo y pintura, y cuando George Eastman, amigo de sus padres, un matrimonio acomodado y muy bien relacionado, le regaló una cámara, Frances no tuvo dudas: la fotografía iba a ser su vida, su pasión.

 

En una de sus fotos más famosas, un autorretrato llamado ‘New Woman’, Johnston desafía los roles de género mostrándose a sí misma en una actitud hasta entonces exclusivamente masculina. Era toda una declaración de intenciones.

 

Su buena mano con el retrato y la fotografía de interiores la llevaron a ser considerada la fotógrafa oficial de la Casa Blanca, donde llevó a cabo diversos encargos bajo el mandato de diferentes presidentes. En pocos años se hizo con un nombre y un prestigio, y sus fotos llegaron a ser casi una necesidad para la élite política y social norteamericana.

Desde su posición privilegiada, Frances Benjamin Johnston vio las posibilidades que el ejercicio de la fotografía profesional tenía para las mujeres a la hora de tomar las riendas de su existencia y vivir su vida sin tener que someterse a la tutela de un padre o un marido.

‘Lo que una mujer puede hacer con una cámara’ es un artículo en el que Johnston anima a las mujeres a introducirse profesionalmente en el mundo de la fotografía. En él les da una serie de consejos para superar los primeros escollos y moverse con éxito en la profesión.

Leído en pleno siglo XXI, puede resultar algo ingenuo e incluso infantil, pero en 1897 fue el punto de partida para que muchas mujeres encontraran su propia voz y disfrutaran de una independencia económica, artística y vital que hasta entonces les había sido negada.

Esta es la traducción del artículo original, acompañada de las fotografías de Francis Benjamin Johnston:


Lo que una mujer puede hacer con una cámara

por Frances Benjamin Johnston

Para resolver con éxito el problema de hacer que un negocio sea rentable, la mujer que deba o quiera ganarse la vida necesita descubrir un campo de trabajo en el que haya una buena demanda, no mucha competencia y que coincida con sus gustos personales.

Hay muchas mujeres jóvenes que han tenido una exhaustiva formación artística, pero cuyo talento no consigue que su trabajo sea bueno y dé beneficios. También hay mujeres que, como amateurs, han comenzado a dar sus primeros pasos y desean convertir un pasatiempo agradable en una actividad más seria; otras podrían encontrar en la fotografía un trabajo agradable y lucrativo, frente ocupaciones en campos más restringidos como el de mecanógrafa, taquígrafa, oficinista, librera, etc., que les resultarían agotadores e insatisfactorios.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

Fotografía para mujeres

La fotografía como profesión debería atraer especialmente a mujeres, ya que en ella hay grandes oportunidades para crear un negocio que esté bien pagado, pero solo en condiciones muy bien definidas.

Los principales requisitos –presentes en mi mente de forma resumida fruto de una larga experiencia y reflexión- son los siguientes: la mujer que haga de la fotografía una actividad rentable debe tener, como cualidades personales, buen sentido común, una paciencia ilimitada para superar continuos fracasos, un tacto igual de ilimitado, buen gusto, un ojo rápido, talento para cuidar los detalles y un don para el trabajo duro. Además, necesita formación, experiencia, algo de dinero y un nicho de mercado.

Esta puede parecer, a primera vista, una lista horrible, pero no es exagerada; es más está incompleta.  Para una mujer enérgica y ambiciosa, incluso si sus oportunidades son pequeñas, el éxito siempre es posible, y el trabajo duro, inteligente y concienzudo puede llevarnos a obtener grandes resultados aunque los comienzos sean humildes.

 

El mejor campo para un principiante

La posibilidad ganar dinero con la fotografía es amplia y la mayoría de las veces está al alcance de una mujer brillante e ingeniosa. El retrato profesional es lucrativo si se hace de forma artística y con aire distintivo, pero requiere capacitación, un capital considerable, un establecimiento con varios empleados y una publicidad inteligente.

Bajo estas circunstancias, lo mejor sería iniciarse en el retrato de estudio después de unos años de cuidadoso aprendizaje y experiencia en otros géneros.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

Como regla general, las oportunidades y las posibilidades de éxito de toda principiante se multiplicarán si ésta es capaz de crear o explotar algún campo de trabajo concreto. Son muchas las oportunidades, como la fotografía arquitectónica y de interiores, la copia de pinturas, retratos a domicilio, fotografías de bebés, niños, perros y caballos al aire libre;  de casas de campo, fotografías para periódicos y revistas, y fotografía comercial.

También han sido rentables para las mujeres de las grandes ciudades el revelado, la impresión de fotografías para aficionados y la realización de ampliaciones, transparencias y diapositivas para las llamadas ‘linternas mágicas’ (una especie de proyector de diapositivas que, con el tiempo, daría lugar al cinematógrafo).

Al igual que sucede con el resto de cosas, el precio de mercado de las fotografías viene determinado por la vieja ley de la oferta y la demanda. Por lo tanto, toda mujer que considere que la fotografía es un negocio debería primero examinar cuidadosamente «su» situación y su entorno para descubrir qué necesidades hay, fotográficamente hablando.

Está bien mostrar a la gente lo bueno que es un determinado tipo de fotografía; pero el mejor camino es aceptar gustosamente cualquier trabajo que se presente, haciendo lo que nos pidan en lugar rechazar esos trabajos y estar esperando que nos encarguen el tipo de fotografía que nos gusta hacer.

Por lo general, una mujer de negocios que muestra buena disposición para hacer lo que se le demande como fotógrafa, estará pronto en condiciones de poder elegir y hacer aquello que más le gusta.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

Para hacer un buen trabajo es necesario formarse

La formación necesaria para así hacer un buen trabajo es, probablemente, el coste más alto de dedicarse a la fotografía.  Lo cierto es que en las grandes ciudades hay pocas escuelas de fotografía y, además, la mayoría de ellas están diseñadas más para ayudar a los principiantes  a superar dificultades que para proporcionar una formación completa y práctica.

La experiencia, por lo tanto, es la única maestra en la que podemos confiar, y la forma más rápida de obtenerla es trabajar como aprendiz en el estudio de algún fotógrafo profesional que tenga un buen conocimiento de su profesión.

Desafortunadamente, la mayoría de ellos no tienen ni tiempo ni disposición para enseñar los procesos fotográficos. Aún así, muchas veces existe la posibilidad de trabajar en algún estudio fotográfico a cambio de formación. Si una mujer consigue una oportunidad así, es muy importante que aprenda a pensar por sí misma y que desarrolle sus propias ideas y personalidad en su trabajo.

La cruz de cualquier fotógrafo profesional es que su trabajo y creatividad queden estancados en lugares comunes  y que no lleve a ningún sitio. En este sentido, no es erróneo decir que muchos profesionales no logran beneficios porque carecen de originalidad y no mantienen una actitud abierta ante las innovaciones artísticas.  

Los mejores clubes de fotográficos de todo el país han abierto sus puertas a las mujeres, y cuando estas sociedades tienen un carácter progresista, las fotógrafas principiantes pueden obtener muchos consejos útiles e intercambiar experiencia en las reuniones que allí se hagan.

 

Cuando la distinción y la originalidad están dirigidas a…

A aquellas que quieran dedicarse al retrato de estudio y aspiran a ser originales y a que su trabajo tenga un punto de distinción, les diría que primero se formen en arte y después en fotografía. No es que no haga falta dominar la técnica en su integridad, al contrario, una fotógrafa necesita conocer sus herramientas tan a fondo como un pintor sus colores y pinceles.

La excelencia técnica, sin embargo, no debe ser el criterio en el que basar todo efecto pictórico. En realidad, y tal y como yo lo veo, el primer principio de la fotografía artística es:

«Aprende pronto la gran diferencia entre la fotografía que es sólo una foto y la que también es una imagen».

Cualquier persona con una inteligencia media puede hacer miles de fotografías, pero para dar valor artístico a la imagen fija de la cámara oscura hace falta imaginación, gusto refinado y, en definitiva, todo lo que implica ser capaz de apreciar lo bello. Por esta razón es un error considerar la fotografía como algo puramente mecánico. Es mecánica hasta cierto punto, pero más allá de eso hay un enorme campo para la expresión individual y artística.

En el caso del retrato hay tantas posibilidades de crear efectos –con composiciones complejas, el uso de la luz y la sombra, el estudio de la pose y la disposición de las cortinas- que conviene buscar inspiración en maestros como Rembrandt, Van Dyck, el padre Joshua Reynolds o Romney y Gainsborough, y no limitarse a las fórmulas químicas.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

En definitiva, aprende en todas partes y de todos, y estudia cuidadosamente el trabajo de otros fotógrafos, ya sean buenos, malos o te resulten indiferentes y asegúrate de analizar siempre tu propio trabajo con ojo crítico, nunca seas excesivamente indulgente. Protégete de eso y, sobre todo, nunca te creas tan superior como para no aprender algo hasta del principiante más humilde.

En un documento tan breve como este es imposible dar consejos detallados sobre cuáles son los mejores métodos de revelado, impresión, etc. La mayoría de los distribuidores de suministros fotográficos ofrecen bonitos libros de instrucciones con las cámaras que venden, mientras que cada caja de placas de cualquier marca normal contiene una hoja con las mejores fórmulas.

En general, se puede aconsejar a las principiantes que sean precisas, extremadamente cuidadosas con los detalles y que sigan las instrucciones de forma inteligente, al pie de la letra. También es bueno, en todos los procesos fotográficos, no tomarse ninguna libertad con los productos químicos y utilizarlos sin atender a las fórmulas.

En cuanto a los frascos, botellas y placas, aprende cuanto antes que «químicamente limpio» significa algo más que simplemente «limpio». En general, usar mucha agua no es la panacea pero es una forma de impedir los puntos y las manchas en negativos e impresiones que tantos dolores de cabeza causan a las principiantes.

En cuanto a los aparatos, también es imposible ofrecer sugerencias generales, por la sencilla razón de que ninguna lente ni cámara servirá para hacer todos los tipos de fotografía posibles. Cada fotógrafa debe averiguar qué se adapta mejor a su línea de trabajo y guiarse en consecuencia. La única regla universal es comprar el mejor aparato que se pueda, dando prioridad a aquellos que tengan las mejores lentes.

El equipo ideal para todo el trabajo al aire libre y en interiores sería una cámara de 6,5 x 8,5 pulgadas o una de 8 x 10, ligera, compacta y de construcción sencilla. Es decir, una cámara fácil de transportar y fácil de usar, un trípode ligero pero resistente y algunos portaplacas adicionales. Para una placa de 8 x 10, es aconsejable tener dos lentes rápidas y simétricas: una de aproximadamente quince pulgadas de distancia focal, que será ideal para fotografía arquitectónica y de paisajes, así como para retratos, grupos, copias, etc. Y otra de aproximadamente diez pulgadas que será de gran utilidad en espacios pequeños. Ambas lentes deben estar equipadas con tiempo de combinación y obturadores instantáneos.

También es necesaria una lente gran angular de aproximadamente seis pulgadas para interiores. Todo esto, y hablamos de buen material a estrenar, costaría unos trescientos dólares. Pero pueden encontrarse auténticas gangas de segunda mano, especialmente lentes.

Para las principiantes es aconsejable empezar con un material modesto, aún cuando se posea dinero para comprar las cosas más caras. Así, lo prudente es empezar con una cámara barata y una buena lente,  y luego, si el entusiasmo por el trabajo supera todas las dificultades, se podría comprar algo más adecuado.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

El cuarto oscuro

A la hora de  improvisar un cuarto oscuro «en casa», normalmente suele hacerse en el baño, con la incomodidad que eso suele ocasionar. Es mejor, si es posible, acondicionar una salida de agua en otra habitación que sea fría y esté bien ventilada porque los problemas de los fotógrafos se multiplican por mil en habitaciones oscuras, pequeñas y cálidas.

Una habitación de buen tamaño con varias ventanas es bastante fácil de aislar y acondicionar, pegando papel amarillo de correos de varios grosores en las ventanas y tapando las grietas con trozos de papel oscuro. También es posible, si es necesario, usar cortinas de tela amarilla. Hay que probar el cuarto oscuro para detectar fugas de luz antes de considerarlo un lugar seguro para manejar las placas.

Si es posible, coloca el recipiente de revelado frente a una ventana en la que una parte haya sido parcialmente oscurecida con papel de correos, y el resto del cristal esté tapado con papel de color rubí y una hoja de vidrio esmerilado. En la parte exterior coloca una lámpara de gas o de aceite, para que la habitación, oscura y fresca, tenga una luz estable y uniforme. Esto es absolutamente esencial.

En cuanto a los accesorios del cuarto oscuro, es mejor tener unas cuantas cosas simples y útiles que gastarse el dinero en cachivaches caros que, por regla general, no son más que un estorbo.  Además del agua corriente y una ventilación adecuada, lo mejor es tener una gran cantidad de bandejas grandes, hondas y de goma dura. Comprarlas de otro tipo es derrochar el dinero. Si es posible, usa bandejas separadas para revelar y ajustar el tono, y nunca uses la misma bandeja para más de un propósito.

 

Organización y gestión de un estudio de retratos

El retrato fotográfico debería ser tan atractivo y agradable artísticamente como una mujer pueda desear. Además, varias mujeres han demostrado ya que es un negocio lucrativo.

Para sacar adelante un estudio de fotografía se necesita capacitación y capital. No es nada que no se necesita en otras profesiones, con la ventaja de que en el caso de la fotografía ésta te reportará algún dinero.

El estudio ideal es aquel que se construido expresamente para satisfacer las necesidades del fotógrafo en cuestión. Pero, en la mayoría de los casos, la mujer que se inicia en la fotografía profesional tendrá que contentarse con encontrar uno que esté ya listo para ser utilizado.                                                         

Mi sala de estudio mide dieciocho por treinta y dos pies, con un solo tragaluz inclinado de vidrio acanalado, en un ángulo de aproximadamente sesenta y cinco grados, y de doce por dieciséis pies de tamaño. El vidrio acanalado proporciona esa la luz suave y difuminada que es ideal para retratos, pero conviene taparlo con cortinas blancas transparentes y, en ocasiones, parches de cortinas semitranslúcidas para controlar las luces demasiado fuertes. Junto con las cortinas blancas hay protectores oscuros en rodillos, que se superponen y sirven para eliminar la luz siempre que sea necesario.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

He intentado que mi estudio fuera tan artístico, alegre y acogedor como el de un artista. Para la mayoría de las personas, ir a sacarse una foto es una experiencia tan desagradable y dolorosa como ir al dentista, así que tienden a evitar ambas cosas.

No sé si podemos eliminar el terror que causa ir al dentista, pero estoy segura de que los sufrimientos imaginarios de quienes visitan al fotógrafo pueden mitigarse en gran medida o por completo construyendo un estudio fotográfico que resulte atractivo y acogedor. Este es un muy buen modo de hacer que la fotografía de retrato sea un éxito.

 

Entiendo y soy consciente de que cada estudio fotográfico no puede ser metamorfoseado en una especie de refugio del artista. Esto, por supuesto, es imposible, y en muchos casos tampoco resultaría rentable.

Lo digo de nuevo; puede no ser adecuado reformar un local fotográfico, y además puede no ser conveniente. Sin embargo, lo que quiero subrayar es que una mujer que tenga buen gusto podrá ponerlo en práctica para evitar la fealdad desnuda y la vulgaridad dolorosa de una «galería» mediocre, y ocuparse de que su local resulte lo más atractivo posible.

No se me debe malinterpretar, no estoy diciendo que las galerías de todos los artistas fotográficos sean feas y de apariencia vulgar; lo único que quiero decir es que con un poco de esfuerzo, nuestro estudio fotográfico puede hacerse mucho más atractivo y acogedor para el público, y mucho más armónico con el mundo del arte. Creo que lo que he dicho deja en claro que el valor que tiene que el estudio resulte atractivo.

 

El equipo del estudio y su coste

Tirando por lo bajo, equipar un estudio fotográfico puede costar entre mil y dos mil dólares, entre lentes, cámaras, fondos y mobiliario. Incluso puede ser rentable gastarse más de dos mil dólares, pero no es necesario gastar tanto para equipar nuestro estudio. Por supuesto, siempre es posible comenzar de una forma muy modesta, pero, en cualquier caso, se necesita algo de capital hasta que nuestro negocio sea conocido y dé beneficios.

En general, para la instalación de un estudio debería recomendar una cámara de buen tamaño, (digamos, de once por catorce pulgadas) con fuelles de extensión ajustados para soportar placas de diferentes tamaños, y con al menos seis de ocho portaplacas de cada uno de los tamaños más pequeños. También dos o tres fondos lisos, en lugar de decorativos (una franja de fieltro gris de setenta y dos pulgadas, de cinco yardas de longitud, estirada sobre un marco móvil de madera ligera, que es excelente para un uso general); y cinco o seis muebles, como sillas, bancos y taburetes de diseño artístico.

Conviene tener cosas simples y efectivas en lugar de los llamativos accesorios de papel maché y aparatosos muebles de mimbre, que no hacen sino arruinar lo que pude ser un retrato bello e inteligente.

 

Modelos  delante de la cámara

En lo que respecta al trabajo en el estudio, solo se pueden dar algunos consejos generales, ya que aquí cada uno debe «resolver su propia salvación». No intentes hacer posar a la gente, o colocar a los modelos en una posición incómoda o forzada con el fin para obtener efectos pintorescos. Mírelos y ayúdelos a actuar de forma natural y elegante. Estudia su individualidad y esfuérzate en reflejarla mostrando lo mejor de ellos. Evita resaltar demasiado las peculiaridades de una cara ya sea a través de la iluminación o la pose; busca curvas en lugar de ángulos de líneas rectas, e intenta que el centro de interés esté en tu modelo.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

La única regla de iluminación es que nunca uses más de una fuente de luz. Muchos retratos, que de otra forma hubieran sido buenos, acaban resultando muy poco artísticos al estar iluminados por varias fuentes de luz apuntando en diferentes direcciones.

Otra consideración de gran importancia es no permitir que los negativos del retrato se retoquen en exceso. No es exagerado decir que este es uno de los peores errores que cometen los profesionales del medio. Su trabajo cae al nivel más bajo cuando consideran que es necesario borrar todo el carácter y la individualidad de las caras de sus modelos.

En lo que respecta al trabajo terminado, recomendaría encarecidamente el uso de los mejores y más permanentes procesos de impresión. Los «montajes» deben ser discretos y efectivos, mientras que el buen gusto, la simplicidad y el sentido de la aptitud deben guiar los encabezados de las cartas, las tarjetas de anuncios y todas las demás formas de publicidad. La importancia de este detalle a menudo descuidado debe ser algo obvio para todos.

 

El lado comercial de la fotografía

El buen trabajo debería tener buenos precios, y la mujer sabia sabrá poner en valor sus mejores esfuerzos. Es una política comercial equivocada intentar crear una marca comercial haciendo algo mucho más barato que el resto.

En cuanto a la actitud personal, sé profesional en todos sus métodos; cultiva el tacto, la  amabilidad y una cortesía a prueba de bombas. No cuesta nada hacerlo, sólo necesitas tener un poco de autocontrol y de determinación para ser paciente y afable en la mayoría de las situaciones. Ser agradable, servicial y profesional será muchas veces el capital más importante de toda mujer inteligente.

 

© Frances Benjamin Johnson

 

Mediante el ejercicio inteligente y adecuado del tacto tacto, una mujer puede, sin dificultad (de hecho, puede hacerlo fácilmente), complacer y lidiar con la gran mayoría de sus clientes, incluso los más exigentes. Una puede conseguirlo también sin tener que imponerse demasiado. El tacto, insisto, es un gran factor a tener en cuenta a la hora de dirigir con éxito un estudio fotográfico; es, supongo, una virtud que deben cultivar todos aquellos que trabajen de cara al público y tengan que relacionarse con otras personas en su ámbito laboral.

Pero, sobre todo, ten recursos, hazlo lo mejor que puedas con lo que tengas a tu disposición, hasta que puedas tener el equipo con el que sueñas. La combinación de recursos, sentido común, buen gusto y trabajo duro raramente falla en un país como el nuestro, donde una mujer solo necesita el coraje para dar el primer paso y una profesión adecuada a su talento y a su capacidad de éxito.

 


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