Lo que una mujer puede hacer con una cámara
Reflexiones en QuitarFotos por Leire Etxazarra
‘Lo que una mujer puede hacer con una cámara’ es el título de un
artículo publicado en el Ladies’ Home Journal en el año 1897. A punto de entrar
en el siglo XX, el papel de la mujer en las sociedades modernas cambiaría de
forma irreversible en las siguientes décadas. Pero la fotografía vaticinaba ya
ese cambio de rol desde años antes, aunque fuera de forma tímida.
En 1893, George Eastman, fundador de la Eastman
Kodak Company, creó la imagen de la ‘Kodak girl’ para
popularizar el uso de las cámaras entre las mujeres. La ‘Kodak girl’ era
una mujer joven y bella, pero también independiente y aventurera. Era la
semilla de la ‘nueva mujer’ que llegaría con el siglo XX.
Kodak girl
El artículo del Ladies’ Home Journal fue escrito por
una fotógrafa de 34 años llamada Frances Benjamin Johnston. Considerada la
primera fotorreportera de la historia, fue una pionera a la hora de hacerse un
hueco en el masculinizado mundo de la fotografía profesional.
En una de sus fotos más famosas, un autorretrato llamado ‘New Woman’, Johnston desafía
los roles de género mostrándose a sí misma en una actitud hasta entonces
exclusivamente masculina. Era toda una declaración de intenciones.
Autorretrato
© Frances Benjamin Johnson `New Woman´
Para Johnston la fotografía fue una forma de liberarse y dar rienda
suelta a su creatividad. Había estudiado dibujo y pintura, y cuando George
Eastman, amigo de sus padres, un matrimonio acomodado y muy bien relacionado,
le regaló una cámara, Frances no tuvo dudas: la fotografía iba
a ser su vida, su pasión.
En una de sus fotos
más famosas, un autorretrato llamado ‘New Woman’, Johnston desafía los roles de
género mostrándose a sí misma en una actitud hasta entonces exclusivamente
masculina. Era toda una declaración de intenciones.
Su buena mano con el retrato y la fotografía de interiores la llevaron a
ser considerada la fotógrafa oficial de la Casa Blanca, donde llevó
a cabo diversos encargos bajo el mandato de diferentes presidentes. En pocos
años se hizo con un nombre y un prestigio, y sus fotos llegaron a ser casi una
necesidad para la élite política y social norteamericana.
Desde su posición privilegiada, Frances Benjamin Johnston vio las
posibilidades que el ejercicio de la fotografía profesional tenía para las
mujeres a la hora de tomar las riendas de su existencia y vivir su vida sin
tener que someterse a la tutela de un padre o un marido.
‘Lo que una mujer puede hacer con una cámara’ es un artículo en
el que Johnston anima a las mujeres a introducirse
profesionalmente en el mundo de la fotografía. En él les da una serie de
consejos para superar los primeros escollos y moverse con éxito en la
profesión.
Leído en pleno siglo XXI, puede resultar algo ingenuo e incluso
infantil, pero en 1897 fue el punto de partida para que muchas mujeres
encontraran su propia voz y disfrutaran de una independencia económica,
artística y vital que hasta entonces les había sido negada.
Esta es la traducción del artículo original, acompañada de las
fotografías de Francis Benjamin Johnston:
Lo que una mujer puede hacer con una cámara
por Frances Benjamin Johnston
Para resolver con éxito el problema de hacer que un negocio sea
rentable, la mujer que deba o quiera ganarse la vida necesita descubrir un
campo de trabajo en el que haya una buena demanda, no mucha competencia y que
coincida con sus gustos personales.
Hay muchas mujeres jóvenes que han tenido una exhaustiva formación
artística, pero cuyo talento no consigue que su trabajo sea bueno y dé
beneficios. También hay mujeres que, como amateurs, han comenzado a dar sus
primeros pasos y desean convertir un pasatiempo agradable en una actividad más
seria; otras podrían encontrar en la fotografía un trabajo agradable y
lucrativo, frente ocupaciones en campos más restringidos como el de
mecanógrafa, taquígrafa, oficinista, librera, etc., que les resultarían
agotadores e insatisfactorios.
© Frances Benjamin
Johnson
Fotografía para mujeres
La fotografía como profesión debería atraer especialmente a mujeres, ya
que en ella hay grandes oportunidades para crear un negocio que esté bien
pagado, pero solo en condiciones muy bien definidas.
Los principales requisitos –presentes en mi mente de forma resumida
fruto de una larga experiencia y reflexión- son los siguientes: la mujer que
haga de la fotografía una actividad rentable debe tener, como cualidades
personales, buen sentido común, una paciencia ilimitada para superar continuos
fracasos, un tacto igual de ilimitado, buen gusto, un ojo rápido, talento para
cuidar los detalles y un don para el trabajo duro. Además, necesita formación,
experiencia, algo de dinero y un nicho de mercado.
Esta puede parecer, a primera vista, una lista horrible, pero no es
exagerada; es más está incompleta. Para una mujer enérgica y ambiciosa,
incluso si sus oportunidades son pequeñas, el éxito siempre es posible, y el
trabajo duro, inteligente y concienzudo puede llevarnos a obtener grandes
resultados aunque los comienzos sean humildes.
El mejor campo para un principiante
La posibilidad ganar dinero con la fotografía es amplia y la mayoría de
las veces está al alcance de una mujer brillante e ingeniosa. El retrato
profesional es lucrativo si se hace de forma artística y con aire distintivo,
pero requiere capacitación, un capital considerable, un establecimiento con
varios empleados y una publicidad inteligente.
Bajo estas circunstancias, lo mejor sería iniciarse en el retrato de
estudio después de unos años de cuidadoso aprendizaje y experiencia en otros
géneros.
© Frances Benjamin
Johnson
Como regla general, las oportunidades y las posibilidades de éxito de
toda principiante se multiplicarán si ésta es capaz de crear o explotar algún
campo de trabajo concreto. Son muchas las oportunidades, como la fotografía
arquitectónica y de interiores, la copia de pinturas, retratos a domicilio,
fotografías de bebés, niños, perros y caballos al aire libre; de casas de
campo, fotografías para periódicos y revistas, y fotografía comercial.
También han sido rentables para las mujeres de las grandes ciudades el
revelado, la impresión de fotografías para aficionados y la realización de
ampliaciones, transparencias y diapositivas para las llamadas ‘linternas
mágicas’ (una especie de proyector de diapositivas que, con el tiempo, daría
lugar al cinematógrafo).
Al igual que sucede con el resto de cosas, el precio de mercado de las
fotografías viene determinado por la vieja ley de la oferta y la demanda. Por
lo tanto, toda mujer que considere que la fotografía es un negocio debería
primero examinar cuidadosamente «su» situación y su entorno para descubrir qué
necesidades hay, fotográficamente hablando.
Está bien mostrar a la gente lo bueno que es un determinado tipo de
fotografía; pero el mejor camino es aceptar gustosamente cualquier trabajo que
se presente, haciendo lo que nos pidan en lugar rechazar esos trabajos y estar
esperando que nos encarguen el tipo de fotografía que nos gusta hacer.
Por lo general, una mujer de negocios que muestra buena disposición para
hacer lo que se le demande como fotógrafa, estará pronto en condiciones de
poder elegir y hacer aquello que más le gusta.
© Frances Benjamin
Johnson
Para hacer un buen trabajo es
necesario formarse
La formación necesaria para así hacer un buen trabajo es, probablemente,
el coste más alto de dedicarse a la fotografía. Lo cierto es que en las
grandes ciudades hay pocas escuelas de fotografía y, además, la mayoría de
ellas están diseñadas más para ayudar a los principiantes a superar dificultades
que para proporcionar una formación completa y práctica.
La experiencia, por lo tanto, es la única maestra en la que podemos
confiar, y la forma más rápida de obtenerla es trabajar como aprendiz en el
estudio de algún fotógrafo profesional que tenga un buen conocimiento de su
profesión.
Desafortunadamente, la mayoría de ellos no tienen ni tiempo ni
disposición para enseñar los procesos fotográficos. Aún así, muchas veces
existe la posibilidad de trabajar en algún estudio fotográfico a cambio de
formación. Si una mujer consigue una oportunidad así, es muy importante que
aprenda a pensar por sí misma y que desarrolle sus propias ideas y personalidad
en su trabajo.
La cruz de cualquier fotógrafo profesional es que su trabajo y
creatividad queden estancados en lugares comunes y que no lleve a ningún
sitio. En este sentido, no es erróneo decir que muchos profesionales no logran
beneficios porque carecen de originalidad y no mantienen una actitud abierta
ante las innovaciones artísticas.
Los mejores clubes de fotográficos de todo el país han abierto sus
puertas a las mujeres, y cuando estas sociedades tienen un carácter
progresista, las fotógrafas principiantes pueden obtener muchos consejos útiles
e intercambiar experiencia en las reuniones que allí se hagan.
Cuando la distinción y la
originalidad están dirigidas a…
A aquellas que quieran dedicarse al retrato de estudio y aspiran a ser
originales y a que su trabajo tenga un punto de distinción, les diría que
primero se formen en arte y después en fotografía. No es que no haga falta
dominar la técnica en su integridad, al contrario, una fotógrafa necesita
conocer sus herramientas tan a fondo como un pintor sus colores y pinceles.
La excelencia técnica, sin embargo, no debe ser el criterio en el que
basar todo efecto pictórico. En realidad, y tal y como yo lo veo, el primer
principio de la fotografía artística es:
«Aprende pronto la gran diferencia entre la fotografía que es sólo una
foto y la que también es una imagen».
Cualquier persona con una inteligencia media puede hacer miles de
fotografías, pero para dar valor artístico a la imagen fija de la cámara oscura
hace falta imaginación, gusto refinado y, en definitiva, todo lo que implica
ser capaz de apreciar lo bello. Por esta razón es un error considerar la
fotografía como algo puramente mecánico. Es mecánica hasta cierto punto, pero
más allá de eso hay un enorme campo para la expresión individual y artística.
En el caso del retrato hay tantas posibilidades de crear efectos –con
composiciones complejas, el uso de la luz y la sombra, el estudio de la pose y
la disposición de las cortinas- que conviene buscar inspiración en maestros
como Rembrandt, Van Dyck, el padre Joshua Reynolds o Romney y Gainsborough, y
no limitarse a las fórmulas químicas.
© Frances Benjamin
Johnson
En definitiva, aprende en todas partes y de todos, y estudia
cuidadosamente el trabajo de otros fotógrafos, ya sean buenos, malos o te
resulten indiferentes y asegúrate de analizar siempre tu propio trabajo con ojo
crítico, nunca seas excesivamente indulgente. Protégete de eso y, sobre todo,
nunca te creas tan superior como para no aprender algo hasta del principiante
más humilde.
En un documento tan breve como este es imposible dar consejos detallados
sobre cuáles son los mejores métodos de revelado, impresión, etc. La mayoría de
los distribuidores de suministros fotográficos ofrecen bonitos libros de
instrucciones con las cámaras que venden, mientras que cada caja de placas de
cualquier marca normal contiene una hoja con las mejores fórmulas.
En general, se puede aconsejar a las principiantes que sean precisas,
extremadamente cuidadosas con los detalles y que sigan las instrucciones de
forma inteligente, al pie de la letra. También es bueno, en todos los procesos
fotográficos, no tomarse ninguna libertad con los productos químicos y
utilizarlos sin atender a las fórmulas.
En cuanto a los frascos, botellas y placas, aprende cuanto antes que
«químicamente limpio» significa algo más que simplemente «limpio». En general,
usar mucha agua no es la panacea pero es una forma de impedir los puntos y las
manchas en negativos e impresiones que tantos dolores de cabeza causan a las
principiantes.
En cuanto a los aparatos, también es imposible ofrecer sugerencias
generales, por la sencilla razón de que ninguna lente ni cámara servirá para
hacer todos los tipos de fotografía posibles. Cada fotógrafa debe averiguar qué
se adapta mejor a su línea de trabajo y guiarse en consecuencia. La única regla
universal es comprar el mejor aparato que se pueda, dando prioridad a aquellos
que tengan las mejores lentes.
El equipo ideal para todo el trabajo al aire libre y en interiores sería
una cámara de 6,5 x 8,5 pulgadas o una de 8 x 10, ligera, compacta y de
construcción sencilla. Es decir, una cámara fácil de transportar y fácil de usar,
un trípode ligero pero resistente y algunos portaplacas adicionales. Para una
placa de 8 x 10, es aconsejable tener dos lentes rápidas y simétricas: una de
aproximadamente quince pulgadas de distancia focal, que será ideal para
fotografía arquitectónica y de paisajes, así como para retratos, grupos,
copias, etc. Y otra de aproximadamente diez pulgadas que será de gran utilidad
en espacios pequeños. Ambas lentes deben estar equipadas con tiempo de
combinación y obturadores instantáneos.
También es necesaria una lente gran angular de aproximadamente seis
pulgadas para interiores. Todo esto, y hablamos de buen material a estrenar,
costaría unos trescientos dólares. Pero pueden encontrarse auténticas gangas de
segunda mano, especialmente lentes.
Para las principiantes es aconsejable empezar con un material modesto,
aún cuando se posea dinero para comprar las cosas más caras. Así, lo prudente
es empezar con una cámara barata y una buena lente, y luego, si el
entusiasmo por el trabajo supera todas las dificultades, se podría comprar algo
más adecuado.
© Frances Benjamin
Johnson
El cuarto oscuro
A la hora de improvisar un cuarto oscuro «en casa», normalmente
suele hacerse en el baño, con la incomodidad que eso suele ocasionar. Es mejor,
si es posible, acondicionar una salida de agua en otra habitación que sea fría
y esté bien ventilada porque los problemas de los fotógrafos se multiplican por
mil en habitaciones oscuras, pequeñas y cálidas.
Una habitación de buen tamaño con varias ventanas es bastante fácil de
aislar y acondicionar, pegando papel amarillo de correos de varios grosores en
las ventanas y tapando las grietas con trozos de papel oscuro. También es
posible, si es necesario, usar cortinas de tela amarilla. Hay que probar el
cuarto oscuro para detectar fugas de luz antes de considerarlo un lugar seguro
para manejar las placas.
Si es posible, coloca el recipiente de revelado frente a una ventana en
la que una parte haya sido parcialmente oscurecida con papel de correos, y el
resto del cristal esté tapado con papel de color rubí y una hoja de vidrio
esmerilado. En la parte exterior coloca una lámpara de gas o de aceite, para
que la habitación, oscura y fresca, tenga una luz estable y uniforme. Esto es
absolutamente esencial.
En cuanto a los accesorios del cuarto oscuro, es mejor tener unas
cuantas cosas simples y útiles que gastarse el dinero en cachivaches caros que,
por regla general, no son más que un estorbo. Además del agua corriente y
una ventilación adecuada, lo mejor es tener una gran cantidad de bandejas
grandes, hondas y de goma dura. Comprarlas de otro tipo es derrochar el dinero.
Si es posible, usa bandejas separadas para revelar y ajustar el tono, y nunca
uses la misma bandeja para más de un propósito.
Organización y gestión de un estudio
de retratos
El retrato fotográfico debería ser tan atractivo y agradable
artísticamente como una mujer pueda desear. Además, varias mujeres han
demostrado ya que es un negocio lucrativo.
Para sacar adelante un estudio de fotografía se necesita capacitación y
capital. No es nada que no se necesita en otras profesiones, con la ventaja de
que en el caso de la fotografía ésta te reportará algún dinero.
El estudio ideal es aquel que se construido expresamente para satisfacer
las necesidades del fotógrafo en cuestión. Pero, en la mayoría de los casos, la
mujer que se inicia en la fotografía profesional tendrá que contentarse con
encontrar uno que esté ya listo para ser utilizado.
Mi sala de estudio mide dieciocho por treinta y dos pies, con un solo
tragaluz inclinado de vidrio acanalado, en un ángulo de aproximadamente sesenta
y cinco grados, y de doce por dieciséis pies de tamaño. El vidrio acanalado
proporciona esa la luz suave y difuminada que es ideal para retratos, pero
conviene taparlo con cortinas blancas transparentes y, en ocasiones, parches de
cortinas semitranslúcidas para controlar las luces demasiado fuertes. Junto con
las cortinas blancas hay protectores oscuros en rodillos, que se superponen y
sirven para eliminar la luz siempre que sea necesario.
© Frances Benjamin
Johnson
He intentado que mi estudio fuera tan artístico, alegre y acogedor como
el de un artista. Para la mayoría de las personas, ir a sacarse una foto es una
experiencia tan desagradable y dolorosa como ir al dentista, así que tienden a
evitar ambas cosas.
No sé si podemos eliminar el terror que causa ir al dentista, pero estoy
segura de que los sufrimientos imaginarios de quienes visitan al fotógrafo
pueden mitigarse en gran medida o por completo construyendo un estudio
fotográfico que resulte atractivo y acogedor. Este es un muy buen modo de hacer
que la fotografía de retrato sea un éxito.
Entiendo y soy consciente de que cada estudio fotográfico no puede ser
metamorfoseado en una especie de refugio del artista. Esto, por supuesto, es
imposible, y en muchos casos tampoco resultaría rentable.
Lo digo de nuevo; puede no ser adecuado reformar un local fotográfico, y
además puede no ser conveniente. Sin embargo, lo que quiero subrayar es que una
mujer que tenga buen gusto podrá ponerlo en práctica para evitar la fealdad
desnuda y la vulgaridad dolorosa de una «galería» mediocre, y ocuparse de que
su local resulte lo más atractivo posible.
No se me debe malinterpretar, no estoy diciendo que las galerías de
todos los artistas fotográficos sean feas y de apariencia vulgar; lo único que
quiero decir es que con un poco de esfuerzo, nuestro estudio fotográfico puede
hacerse mucho más atractivo y acogedor para el público, y mucho más armónico
con el mundo del arte. Creo que lo que he dicho deja en claro que el valor que
tiene que el estudio resulte atractivo.
El equipo del estudio y su coste
Tirando por lo bajo, equipar un estudio fotográfico puede costar entre
mil y dos mil dólares, entre lentes, cámaras, fondos y mobiliario. Incluso
puede ser rentable gastarse más de dos mil dólares, pero no es necesario gastar
tanto para equipar nuestro estudio. Por supuesto, siempre es posible comenzar
de una forma muy modesta, pero, en cualquier caso, se necesita algo de capital
hasta que nuestro negocio sea conocido y dé beneficios.
En general, para la instalación de un estudio debería recomendar una
cámara de buen tamaño, (digamos, de once por catorce pulgadas) con fuelles de
extensión ajustados para soportar placas de diferentes tamaños, y con al menos
seis de ocho portaplacas de cada uno de los tamaños más pequeños. También dos o
tres fondos lisos, en lugar de decorativos (una franja de fieltro gris de
setenta y dos pulgadas, de cinco yardas de longitud, estirada sobre un marco
móvil de madera ligera, que es excelente para un uso general); y cinco o seis
muebles, como sillas, bancos y taburetes de diseño artístico.
Conviene tener cosas simples y efectivas en lugar de los llamativos
accesorios de papel maché y aparatosos muebles de mimbre, que no hacen sino
arruinar lo que pude ser un retrato bello e inteligente.
Modelos delante de la cámara
En lo que respecta al trabajo en el estudio, solo se pueden dar algunos
consejos generales, ya que aquí cada uno debe «resolver su propia salvación».
No intentes hacer posar a la gente, o colocar a los modelos en una posición
incómoda o forzada con el fin para obtener efectos pintorescos. Mírelos y
ayúdelos a actuar de forma natural y elegante. Estudia su individualidad y
esfuérzate en reflejarla mostrando lo mejor de ellos. Evita resaltar demasiado
las peculiaridades de una cara ya sea a través de la iluminación o la pose;
busca curvas en lugar de ángulos de líneas rectas, e intenta que el centro de
interés esté en tu modelo.
© Frances Benjamin
Johnson
La única regla de iluminación es que nunca uses más de una fuente de
luz. Muchos retratos, que de otra forma hubieran sido buenos, acaban resultando
muy poco artísticos al estar iluminados por varias fuentes de luz apuntando en
diferentes direcciones.
Otra consideración de gran importancia es no permitir que los negativos
del retrato se retoquen en exceso. No es exagerado decir que este es uno de los
peores errores que cometen los profesionales del medio. Su trabajo cae al nivel
más bajo cuando consideran que es necesario borrar todo el carácter y la
individualidad de las caras de sus modelos.
En lo que respecta al trabajo terminado, recomendaría encarecidamente el
uso de los mejores y más permanentes procesos de impresión. Los «montajes»
deben ser discretos y efectivos, mientras que el buen gusto, la simplicidad y
el sentido de la aptitud deben guiar los encabezados de las cartas, las
tarjetas de anuncios y todas las demás formas de publicidad. La importancia de
este detalle a menudo descuidado debe ser algo obvio para todos.
El lado comercial de la fotografía
El buen trabajo debería tener buenos precios, y la mujer sabia sabrá
poner en valor sus mejores esfuerzos. Es una política comercial equivocada
intentar crear una marca comercial haciendo algo mucho más barato que el resto.
En cuanto a la actitud personal, sé profesional en todos sus métodos;
cultiva el tacto, la amabilidad y una cortesía a prueba de bombas. No
cuesta nada hacerlo, sólo necesitas tener un poco de autocontrol y de
determinación para ser paciente y afable en la mayoría de las situaciones. Ser
agradable, servicial y profesional será muchas veces el capital más importante
de toda mujer inteligente.
© Frances Benjamin
Johnson
Mediante el ejercicio inteligente y adecuado del tacto tacto, una mujer
puede, sin dificultad (de hecho, puede hacerlo fácilmente), complacer y lidiar
con la gran mayoría de sus clientes, incluso los más exigentes. Una puede
conseguirlo también sin tener que imponerse demasiado. El tacto, insisto, es un
gran factor a tener en cuenta a la hora de dirigir con éxito un estudio
fotográfico; es, supongo, una virtud que deben cultivar todos aquellos que
trabajen de cara al público y tengan que relacionarse con otras personas en su
ámbito laboral.
Pero, sobre todo, ten recursos, hazlo lo mejor que puedas con lo que
tengas a tu disposición, hasta que puedas tener el equipo con el que sueñas. La
combinación de recursos, sentido común, buen gusto y trabajo duro raramente
falla en un país como el nuestro, donde una mujer solo necesita el coraje para
dar el primer paso y una profesión adecuada a su talento y a su capacidad de
éxito.
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