NEOSAPIENS : Edmund Dulac: Las Mil y Una Noches de la Creación
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Unas dulces palabras salieron de los labios de Scherezada, narrando otro de sus cuentos en largas noches sin fin. Su voz melodiosa apaciguaba la ira del Sultán Schariar, que le escuchaba con mucha atención. Aquella noche, Scherezada no narró sus acostumbradas historias oníricas, sino, algo que trascendía la barrera del tiempo y espacio. En su lecho nupcial, mientras sus delicadas manos acariciaban el cuerpo desnudo del sultán, habló sobre un lugar que se extiende más allá de aquel mundo imaginario en lejanas dimensiones; habló de un hermoso planeta azul…. llamado tierra.
Scherezada describió grandes ciudades rectangulares distribuidas por los cuatro continentes de aquel planeta, sobrecargadas de extraños carruajes y pájaros de acero que surcaban sus cielos. Pero, de todo lo descrito en este cuento maravilloso, nada sobrecogió más al sultán que los seres denominados «Djines líquidos»: artistas sumergidos en mundos imaginarios donde el color y la forma eran parte de su ser. Lo paradójico de ese extraño relato, era que ella nunca imaginaría sus palabras como una invocación; un cíclico vaivén cósmico trasladado a lejanas dimensiones, donde la tinta del artista convertía a su interlocutora en una sucesion de trazos. Una expresión imaginativa se grababa en un soporte de papel reflejando el momento exacto en que ella contaba su historia al sultán.
El artista siguió trazando nuevas ideas, dibujando historias de las noches de arabia, llegando a crear una de sus imágenes más enigmáticas y jamas contadas «El último acto del Djin oscuro»: la batalla sin fin de dos grandes genios, representados por su dualidad de la creación y destrucción, que fueron absorbidos por un acto cósmico realizado por uno de los rivales; convirtiéndose esta nigromancia en una reacción en cadena que afectó sus otros «yoes», y repitiéndose continuamente en las mil y una dimensiones de las infinitas Scherezades arquetípicas, volviendo luego al punto de origen donde terminaba de narrarse el relato. Aquel Djin arquetípico que se vio consumido por su propia obra, llego a salir de su lámpara humana en el país de los galos, Francia, siendo uno de los últimos protagonistas de la edad de oro de la ilustración del siglo XX, nos referimos al prolífico ilustrador Edmund Dulac.
Edmund Dulac nace el 22 de octubre de 1882 en la bella ciudad de Toulouse, Francia. Estudió la carrera de derecho en la universidad de su ciudad natal y simultáneamente tomó clases de dibujo en la escuela de bellas artes. Mostrando su verdadera vocación, abandona el derecho para dedicarse por entero a la pintura y la ilustración, ganando varios premios en la Ecola des Beaux Arts.
A la edad de 22 años se traslada a Londres. Iniciando acuerdos con la Galeria de Arte Leicester y la editorial Holder & Stoughton, vende sus primeras ilustraciones por comisión y luego hace un convenio con la editorial Holder & Stoughton, comprando esta los derechos de su pinturas para utlilzarlas como ilustraciones de libros de lujo. Estas publicaciones se hacian de manera anual, siendo sus obras ediciones tales como: «The Arabian Nights» (1907), una edicion de William Shakespeare‘s «The Tempest» (1908), «El Rubaiyat» de Omar Khayyam (1909), «La Bella Durmiente y otros Cuentos de Hadas» (1910), «Cuentos de Hans Christian Andersen» (1911), «Las Campanas y otros Poemas» de Edgar Allan Poe (1912), entres otros.
Para el 17 de febrero de 1912, Dulac se convierte en ciudadano británico. Colabora en la Primera Guerra Mundial confeccionando una serie de ilustraciones de libros de socorro, incluyendo un libro ilustrado para la Cruz Roja Francesa (1915). Terminada la primera guerra mundial las ediciones ilustradas decaen convirtiéndose en rarezas de colección, finalizando de esa manera la carrera de Dulac en ese medio editorial y continuando en otras areas tales como: la caricatura, el retrato, los trajes teatrales, escenografía, ex libris, cajas de chocolate, las medallas, entre otros.
Se le encarga el diseño de los sellos de correo de Gran Bretaña, incluyendo el sello de la coronación del Rey Jorge VI. También contribuye con una serie de sellos para la conmemoración en 1948 de los Juegos Olímpicos de Verano y confecciona los billetes de la Francia libre durante La Segunda Guerra Mundial, continuando con una incansable produccion de libros hasta el día de su muerte
Este Djin inmortal del lápiz y el pincel, muere de un ataque al corazón un 25 de mayo de 1953, dejando en su existencia física un legado ilustrativo y mágico. Imaginemos, como el cuento maravilloso de Scherezada, que la existencia de Edmund Dulac está en un plano donde la magia continúa su infatigable creación de otras dimensiones ilustradas; pero esta vez no en una hoja de papel, sino expulsada de planos cósmicos convirtiéndose en la matriz de otros djines que continuarán creando eternamente.
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