Se ha
escrito un jardín
Hablamos con la escritora
británica Penelope Lively de la necesidad de meternos en jardines reales... y
literarios.
POR CLARA
LAGUNA
12 de junio de 2019
Los jardines más
inspiradores para Penelope
Getty Images
"Cuidar un
jardín es desafiar al tiempo. El jardinero nunca vive del todo en el
presente, siempre está recordando cómo florecieron las rosas el año anterior (o
el otro) y plantando bulbos con la mente puesta en la próxima primavera, cuando
florecerán los narcisos y los tulipanes”.
Para Penelope
Lively (El Cairo, 1933) “la jardinería es un ejercicio de tiempo y
orden, que se impone donde la naturaleza seguiría su curso”, nos explica. “Y
creatividad. Todo jardinero es creativo”. La escritora británica, a menudo
incluida en el grupo de posguerra formado por Edna O‘Brien y su tocaya,
Penelope Fitzgerald, es, a sus 86 años, casi inédita en España.
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Ahora,
la editorial Impedimenta publica Vida en el jardín, un compendio de
reflexiones que escribió ya cumplidos los 80. “Era un momento en que podía
recordar mi larga experiencia, no solo con los jardines, sino también con cómo
se cultivan y lo que hacen por la gente. También es el reflejo de la
lectura de toda una vida. Siempre presto atención cuando aparece un
jardín en una novela, generalmente está ahí con un propósito. En parte, es un
estudio del jardín de ficción, con referencia a varios escritores”.
VER
Mándame una postal (desde los mares
de Europa)
El
libro recorre, entre otros, el de Virginia Woolf, quien escribió en
1920 en su diario: “La dicha pura y rudimentaria del jardín... Desherbando todo
el día para terminar los parterres con una extraña suerte de entusiasmo que me
ha hecho decir esto es la felicidad”.
También
el de la irlandesa Elizabeth Bowen (La muerte del corazón) o
el del poeta Philip Larkin (Una chica en invierno) . Penelope
analiza estos espacios verdes como símbolo, también como pulsión vital que nos
devuelve a la naturaleza, y hasta como icono popular silvestre presente en la
saga de La casa de la pradera o de forma erótica y romántica en La edad de la
inocencia, de Edith Wharton.
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“Espero que mi
libro anime a los más jóvenes a compartir los enormes placeres de la
jardinería. A mucha
gente no le interesa –¡no puedo entender por qué!– pero, curiosamente, gran
parte de quienes viven en las ciudades demuestran su instinto jardinero al
cuidar de macetas en las ventanas, la puerta de su casa o cualquier otro
pequeño espacio.
Yo
ahora vivo en Londres y, además, a mi edad ya no podría cuidar
del enorme jardín que tenía antes, pero me sentiría perdida sin mi pequeño
patio con su lecho de rosas a un lado, sus macetas de todos los tamaños y
formas, con geranios y otras flores para el verano”.
Penelope
pasó su infancia en el jardín de estilo inglés que su madre creó a las afueras
de El Cairo: “Tenía césped, una parte acuática con bambú y lirios de Arum, un
estanque con un sauce y una avenida de eucaliptos”. Pero su preferido
de todo el mundo es el que su abuela creó en Somerset, en el oeste de
Inglaterra. “Era muy hábil y estaba muy influenciada por Gertrude Jekyll,
la célebre diseñadora, fotógrafa, artista y horticultora de principios del siglo
XX, y por un contemporáneo de esta, William Robinson.
Tenía
un canal cerrado con lirios, flores en el borde, un jardín de rosas hundido con
asientos de piedra en cada extremo, un gran huerto y mucho más”. La jardinería
es uno de los pasatiempos nacionales en Inglaterra y, según Penelope Lively, un
valor en alza muy revelador. “Los jardines son identificadores
culturales muy eficaces. Cada país tiene sus peculiaridades. En el mío
los cultivamos intensamente y con seriedad, creo que somos bastante buenos.
Tiene sentido, ya que contamos con un clima templado, poco extremo y con mucha
lluvia.
Y
hoy es una actividad aún más popular que antes, gracias a los programas de
televisión y a los centros de jardinería, que se han convertido en importantes
lugares de ocio. Ya no se percibe como una actividad para personas mayores”. Su
ruta ideal pasa por las frondosidades del de Sissinghurst, en Kent; Great
Dixter, en Sussex; Hidcote, en Oxfordshire o Hestercombe, en Somerset, que se
cuentan entre sus favoritos.
Penelope Lively
con su hija Josephine, en 1958
D.R
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