Todo el mundo es un escenario,
Y todos los hombres y mujeres meros actores:
Tienen sus salidas y entradas;
Y un hombre en su vida interpreta muchos roles,
Siendo sus actos en siete edades. Al principio el infante,
Que llora en brazos de la nodriza.
Luego el quejoso escolar con su cartera
Y su brillante cara matutina, arrastrándose
De mala gana a la escuela, con paso de caracol.
Después, el amante, suspirando como una fragua
Con una triste balada
Compuesta para la ceja de su amada.
Luego soldado, lleno de extrañas bravuconadas,
Bigotudo como el leopardo,
Celoso del honor, súbito y pronto en la lucha,
Buscando la efímera reputación
Hasta en la boca del cañón. Más tarde, juez
De redondo y prominente abdomen
De mirada severa y barba cortada formal,
Lleno de sesudos dichos y modernas citas:
Y así desempeña su papel, En la sexta edad
Cambia al flaco y suelto pantalón,
Calzado de chinelas,
Con anteojos en la nariz y el saco al costado,
Y con juveniles calcetines, bien conservados
Flotando en anchos pliegues sobre sus encogidas piernas;
Y su voz varonil vuelve otra vez al infantil agudo resopla
Y silba en su sonido.
La última escena de todas,
Que termina esta extraña y nutrida historia,
Es la segunda infancia, el mero olvido
Sin dientes, sin ojos, sin palabras, sin nada.
Fuente: La maga hoy
http://lamagahoy.blogspot.com.ar/2012/07/todo-el-mundo-es-un-escenario.html
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