Por Gabriel Zárate
El síndrome Guastavino: Publicado originalmente en Fierro por entregas y luego editado en formato de álbum en Francia donde fue nominado al premio mayor del festival de Angouleme 2008, es ahora recientemente editado por Sudamericana de Argentina, en una esplendida edición que lleva además un prologo de Juan Sasturain.
Elvio Guastavino es el fiel retrato del burócrata gris e insignificante. Un oficinista de Ministerio que se desenvuelve en una atmosfera opresiva y explotadora, ganando un sueldo paupérrimo y recibiendo un trato tiránico y despótico, donde el reiterado miedo al poder forma parte de su miserable vida. Es hombre temeroso, solitario, y aparentemente inofensivo que vive con su anciana madre invalida, a la cual descuida en atender por una obsesión, compulsiva y angustiante, que sostiene con una muñeca de porcelana del siglo XIX (a quien llama Luisita) que un judío anticuario exhibe en la vitrina de su tienda de antigüedades y a la cual Guastavino no puede comprar (rescatar) debido a su elevado costo.
Elvio es un hombre desquiciado, atormentado por sus inquietantes recuerdos de un mórbido pasado y es también un producto, un fruto de la visión crítica de esta fábula de horror de Trillo: la valida condena a los militarismos latinoamericanos (no solo al argentino del cual se ocupa la historia ) que bajo el pretexto de la defensa de los ideales de patria y religión se convirtieron en autenticas fuerzas de ocupación en sus propios países, haciendo de la bestial tortura a civiles y la demencial represión interna una práctica común contra su propia ciudadanía. Donde el brutal sadismo y el abuso sexual formaban parte de sus sistemáticos métodos antirevolucionarios dirigidos a controlar el orden interno en forma deshumanizante, revelando además una atroz idea: Que el machismo desorbitado, propio de la autoritaria formación militar, finalmente los conduce a una salvaje perversión contra la mujer. A su espeluznante cosificación como simple objeto sexual para un sádico deleite.
El dibujo humorístico y casi caricaturesco de los personajes (realizado por Lucas Varela, uno de los mayores talentos argentinos surgidos últimamente ) retratándolos en un entorno realista, grisáceo y decadente, hacen de adecuado contrapeso a esta fábula repulsiva, indignante y de terror (incluso para Juan Sasturain la estrategia narrativa visual implica una superación de la contraposición entre una trama “realista”, con un dibujo “humorístico” y cita a Chester Gould como uno de los mas celebres antecedentes). Esta historieta (de lectura obligatoria) es uno de los puntos más altos en la extensa y genial producción de Carlos Trillo, quien escribió una nota para acompañar el capítulo final del síndrome Guastavino en la revista Fierro, que reproducimos a continuación.
Una mala idea: Nos dijeron muchas cosas sobre Guastavino. Antes de aparecer en Fierro que era demasiado fuerte para ser publicada. Durante los meses que duró su desarrollo, que teníamos la cabeza podrida, que Lucas Varela nunca volverá a ser el mismo después de dibujar esta historieta, que porque no aprendemos de las sublimes sutilezas de Minaverry, que “quedé tan enganchado a esta cosa enferma que están haciendo, que voy a tener que comprar la próxima Fierro, yo que había decidido decirle al diariero que no me la traiga más”. El mismo Varela me llamó un día para pedirme que tuviéramos un poco de piedad, por favor. Uno aprendió que los hechos no son dramáticos en sí mismos. El drama requiere la participación del que lo mira. Ver el elemento dramático (cómico, farsesco, divertido, trágico) de un acontecimiento significa tanto percibir los elementos en conflicto como reaccionar emocionalmente ante ellos. Uno aprendió, también, que en este país pasaron cosas muy feas. Y que esquirlas de la peor locura han ido quedando en demasiadas cabezas compatriotas. Y entre tantos aprendizajes hemos absorbido este enunciado irrenunciable: todos los relatos terminan. Y eso pasa hoy con esta historia de Guastavino, el tipo que aspiraba a un cielo con represores con alitas que sacan dulces melodías de sus picanas y con muñecas que sólo piensan en el amor. No te vamos a extrañar una mierda Guastavino.
Carlos Trillo.
http://fugahistorietas.blogspot.com/2009/12/los-recomendados-el-sindrome-guastavino_17.html
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