León Felipe - Poemas_1:
Credo
Aquí estoy...
En este mundo todavía... Viejo y cansado...
esperando
a que me llamen...
Muchas veces he querido escaparme por la
puerta maldita
y condenada
y siempre un ángel invisible me ha tocado en el
hombro
y me ha dicho severo:
No, no es la hora todavía... hay que esperar...
Y aquí estoy esperando...
con el mismo traje viejo de ayer,
haciendo recuentos y memoria,
haciendo examen de conciencia,
escudriñando agudamente mi vida...
¡Qué desastre!... ¡Ni un talento!... Todo lo
perdí.
Sólo mis ojos saben aún llorar. Esto es lo que
me queda...
Y mi esperanza se levanta para decir
acongojada:
Otra vez lo haré mejor, Señor,
por que... ¿no es cierto que volvemos a nacer?
¿No es cierto que de alguna manera volvemos
a nacer?
Creo que Dios nos da siempre otra vida,
otras vidas nuevas,
otros cuerpos con otras herramientas,
con otros instrumentos... Otras cajas sonoras
donde el alma inmortal y vieja se mueve mejor
para ir corrigiendo lentamente,
muy lentamente al través de los siglos,
nuestros viejos pecados,
nuestros tercos pecados...
para ir eliminando poco a poco
el veneno original de nuestra sangre
que viene de muy lejos.
Corre el tiempo y lo derrumba todo, lo
transforma todo.
Sin embargo pasan los siglos y el alma está,
en otro sitio...
¡pero está!
Creo que tenemos muchas vidas,
que todas son purgatorios sucesivos,
y que esos purgatorios sucesivos, todos juntos,
constituyen el infierno, el infierno purificador,
al final del cual está la Luz, el Gran Dios,
esperándonos.
Ni el infierno... ni el fuego y el dolor son
eternos.
Sólo la luz brilla sin tregua,
diamantina,
infinita,
misericordiosa,
perdurable por los siglos de los siglos...
Ahí está siempre con sus divinos atributos.
Sólo mis ojos hoy son incapaces de verla...
estos pobres ojos que no saben aún más que
llorar.
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