AMELIE, de Jean-Pierre Jeunet (2001)

19 de octubre de 2010

Humberto Eco en su famosa apreciación de Casablanca, apunta: «Dos clichés nos hacen reír. Cien nos conmueven. Pues sentimos vagamente que los clichés hablan entre ellos, y celebran una reunión». Traigo esta frase y la trato de relacionar con “Amelie”, pero desde otra óptica, ya que en esta verdadera lección de cine que es “Amelie”, hay una gran acumulación, pero de anticlichés. Porque a pesar de que en el fondo se hable del amor, de la soledad y de la incomunicación, las situaciones y los personajes que están envueltos en ellas, son totalmente atípicos, son casi increíbles, pero todos ellos y sus situaciones, celebran una reunión dentro de ese universo que el director Jean Pierre Jeunet trazó en el bello nombre de una bella mujer que se llama Amelie.

Un hombre que pinta todos los años una reproducción de Renoir y que padece una enfermedad (hiperfragilidad en sus huesos) que lo conmina a permanecer encerrado en su departamento, un hombre que se reencuentra a si mismo a través de una cajita con juguetes de su infancia, un enano de jardín que viaja por todo el mundo, un verdulero inocente que es maltratado por su jefe, una hipocondríaca que vende cigarrillos y un largo etc. de personajes a quienes les llegará el toque Amelie. Y ese toque, es el de una muchacha que personifica la bondad, la inocencia y hasta una infantilidad que progresará en la historia (a través del amor correspondido), convirtiéndola en mujer.

Esta es una de esas películas en las cuales el cine es más grande que la vida, y a pesar de que el cine no cambia la vida, después de ver Amelie, al menos por unas horas, unos días, algo cambia. Fundamentalmente creo que acrecienta el amor al cine, a ese cine puro, artificioso, invitador, cómplice, contenedor, emocionante, entretenido, conmovedor. Que más le podemos pedir.

Una bella fotografía, un guión plagado de perlas, una música que no podría ser otra, unos actores al frente de personajes entrañables y, una idea por plano. Porque todo lo dicho anteriormente sobre la cantidad de situaciones y personajes que nos muestra este film, no lucirían sin esa puesta en escena que le ha dado su director y que le da a Amelie la entidad de clásico.

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