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La ciudad de Roma está llena de detalles que hacen las delicias de los viajeros más curiosos. Su patrimonio histórico artístico está literalmente en la calle o es accesible para los viajeros, a la vista o al alcance. Afuera, esculturas, formas arquitectónicas se deshacen en trampas estéticas para las miradas sensibles; dentro, en los interiores, las oportunidades de recrear el gusto por lo pequeño se queda sin límites.
Tal vez sea el carácter latino de los italianos, estetas que llevan el gusto por la composición en la sangre; tal vez sea por un instinto natural, por querer ver y mostrar otro lado de la realidad de una Roma que se puede ver igual de grande en sus pequeñeces.
Comentándote esto me acuerdo precisamente de una pequeñez romana que sólo se ve con un ojo. Un ojo cada vez, si quieres.
Si quieres percibir hasta dónde ha llegado el gusto por lo pequeño de los romanos, te invito a que subas al Monte Aventino, situado frente al del Palatino, que separa el Circo Máximo, cualquier guía o mapa por rudimentarios que sean en sus explicaciones te ayudarán a encontrar el lugar.
Arriba, en el Monte Aventino hay un edificio singular, el del Priorato de la Orden de Malta, precisamente en la conocida como Plaza de los Caballeros de Malta. La plaza fue proyectada por el constructor Giovanni Battista Piranesi en el año 1765, y, como no podía ser de otra manera, la llenó de una decoración alusiva a las armas y a los motivos de la Orden de Malta para satisfacer a sus clientes que buscaban sacar a la calle su propia propaganda. El priorato es el edificio marcado con el número 3 de la plaza.
Pero lo interesante no lo parece. Cerrando el conjunto del priorato hay una gran puerta verde, un portón, que a una altura respetable tiene una cerradura para llave de dedos de las antiguas.
La idea es mirar a través de la cerradura para ver perfectamente alineada al fondo de la imagen la Cúpula de la Catedral de San Pedro de Roma. Alineada y bien encajada en el encuadre que forman las puertas de los jardines secretos del priorato.
La fila de turistas que quieren verlo y fotografiar la escena puede ser corta o larga, depende del momento. Te puedes imaginar lo curioso que resulta ver grandes teleobjetivos apoyados en una abertura de apenas un dedo de tamaño.
Lo del alineamiento de puerta, edificio y cerradura ¿casualidad? ¿algo pretendido? No tengo la menor idea, pero conociendo la sangre de estetas que bulle en las venas de los romanos, no me extrañaría nada, pero nada de nada, que todo sea un maravilloso montaje. Un montaje para descubrir en tu próximo viaje a Roma.
La subida al Monte Aventino se puede aprovechar para ver también tres pequeñas iglesias locales que tienen su encanto. Ve a la cerradura, pero también acércate a las iglesias deSanta Sabina, San Eustachio y San Anselmo. Serán parte de la experiencia viajera.
Para todo lo demás, o mejor, para todo lo principal, otra referencia, la web Viajararoma.comen la dirección www.viajararoma.com donde podrás encontrar todo lo que necesitas para conocer la Ciudad Eterna y para preparar tu viaje a Roma, excursiones de un día en los alrededores de Roma, alojamientos de todo tipo, servicios de transporte y muchas curiosidades que darán valor a tu inmersión en Roma.
San Pedro de Roma a vista de cerradura.
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