sábado, 27 de febrero de 2016

Un libro al día: Umberto Eco: El péndulo de Foucault

lunes, 22 de febrero de 2016

Umberto Eco: El péndulo de Foucault


-Idioma original: italiano
Título original: Il pendolo di Foucault
Año de publicación: 1989
Traducción:  Ricardo Pochtar (revisada por Helena Lozano)
Valoración: recomendable


Sentimiento de culpa. Tal fue el que me asaltó el pasado día 20, cuando me enteré de fallecimiento de Umberto Eco. No porque tuviera algo que ver con el mismo, claro está, sino por una razón minúscula y quizás absurda: en la reseña que firmé sobre su última novela, Número Cero, no sólo no la dejé demasiado bien... además mencionaba mi sospecha de que su edición podía deberse sobre todo a que su autor, dada su avanzada edad, no quería que se quedara en un cajón... Vale, tal vez sentirse cuulpable por esto sea excesivo y, de hecho, mi opinión sobre esta última novela de Eco no ha cambiado, pero, en fin, a modo de expiación y resarcimiento, si cabe, permítanme reseñar otra novela suya que me gustó bastante más y que creo que ha sido, en general, injustamente valorada; al menos yo puedo contar con los dedos de una mano las opiniones positivas que he oído sobre la misma. Y me sobran dedos, me temo...

Como es obvio, estoy hablando de El péndulo de Foucault, la siguiente novela que publicó Eco después de la mega-ultra-superexitosa El nombre de la rosa y que se esperaba con comprensible expectación. Que se convirtió en decepción para muchos lectores, parece ser... No es que la novela responda a los típicos argumento y esquema de los best-sellers, ciertamente -menos, incluso, que la anterior de Eco-: en el agitado Milán de los primeros 70, se conocen un estudiante de Filosofía y Letras, Casaubon (el nombre no es casual) y dos responsables de una bifronte editorial, Belbo y Diotallevi. Casaubon está escribiendo su tesis sobre los templarios y justamente, uno de los aspirantes a publicar en la editorial, el turbio coronel Ardenti, les habla de un supuesto plan esotérico desarrollado a lo largo de los siglos y en el que los templarios jugarían un papel central. Años después, los tres amigos se basan en esa idea para, a modo de juego -cada vez más serio-, trazar ellos una conjura similar que, de forma increíble, habría permanecido oculta, estructurando la historia secreta, teosófica y hermética de Europa durante el último milenio.

La novela funciona muy bien por lo que respecta a la invención de la trama por parte de los tres protagonistas y la dinámica entre éstos. Bastante bien la aportación de los diferentes secundarios, equívocos y peculiares, que van apareciendo alrededor de esta urdimbre. Y no tan bien en lo referente a la resolución de la novela y de la trayectoria individual de los personajes, creo yo. Además, Eco desplegó aquí buena parte de su inmenso arsenal cultural, sección hermetismo esotérico -o esoterismo hermético, no sé-; no es de extrañar que muchos lectores se sintieran abrumados (un ejemplo: el nombre de Casaubon se debe a un filólogo ginebrino del XVI que cuestionó la datación tradicional del  Corpus Hermeticum, obra de supuesta sabiduría secular, atribuida nada menos que a Hermes Trimegisto y... es todo un buen rollo, lo sé); sobre todo porque la narración, libracos y nombres arcanos aparte, no acaba de resultar redonda. Estructurada, además, a partir de las sefirot o esferas de la Cábala, lo que tampoco es moco de pavo... Aunque, en mi opinión, merece la pena leerla.

Aparte de eso, la novela no deja de ser una parodia de todo ese género histórico-esotérico, que ya existía desde hacía muchos años, aunque, precisamente a comienzos del nuevo milenio, conocería -y sufriríamos nosotros- un exitoso revival. Cabe preguntarse si tuvo alguna responsabilidad en ello esta novela de Umberto Eco (en un momento determinado, se menciona la idea de que Jesucristo se casara con María Magdalena y su descendencia diera origen a la estirpe real de Francia, lasang réal:

" _ Vale -dijo Diotallevi-, nadie te tomaría en serio.
 _Te equivocas, vendería varios cientos de miles de ejemplares, repliqué sombrío-. Esa historia existe, ya está escrita, con diferencias de detalle (...)"  ).

De igual manera, podemos preguntarnos si Eco tuvo alguna culpa en la aparición de multitud de epígonos de género histórico-detectivesco que surgieron a partir deEl nombre de la rosa  (o si algún escritor la tiene, cuando ocurre algo parecido)... En todo caso, también hay que recordar que esta su primera novela fue la causa de que miles o cientos de miles de personas se acercaran a la lectura y disfrutaran -disfrutáramos- de ella; sólo por eso, ya deberíamos estarle agradecidos a su autor.


Otras obras de Umberto Eco reseñadas en Un Libro al Día: El nombre de la rosaApostillas a El nombre de la rosaEl cementerio de PragaNúmero Cero


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