Una casi historia de amor
Pablo creció mirando al cielo. Sus padres, de pequeño, le inculcaron valores positivos. La gente en su mayoría es gentil, la naturaleza entrega más frutos que tormentas y la felicidad sucede con solo desearla.
Carolina creció mirando al suelo. Sus padres, de pequeña, la influenciaron con malas experiencias: el mundo es un lugar hostil y los esfuerzos poco y nada se ven recompensados. No hay amor, todo es interés, la humanidad te quiere comer.
Tiempo después, en el trabajo, nunca coincidieron. Se sentaban juntos pero sin verse. De haberse conocido, habrían llegado a un punto en común que los enamoraría.
Touché
-Le dejo unas monedas, amigo Filiberto, pero no se las gaste en vino.
-Caballero, disculpe. Usted siempre ordena lo mismo cuando me da plata.
-Es que usted es bueno para el trago y eso me preocupa.
-¿Por qué?
-Porque yo estuve en sus zapatos. No viví en la calle, no, pero sí fui alcohólico. Mucho del sueldo iba a parar ahí. Casi pierdo la casa y mi familia. Igualmente me rehabilité gracias a ellos. Pero me costó años.
-Y si usted fue alcohólico teniéndolo todo, ¿por qué me pide a mí que no lo sea si yo no tengo nada?
-Caballero, disculpe. Usted siempre ordena lo mismo cuando me da plata.
-Es que usted es bueno para el trago y eso me preocupa.
-¿Por qué?
-Porque yo estuve en sus zapatos. No viví en la calle, no, pero sí fui alcohólico. Mucho del sueldo iba a parar ahí. Casi pierdo la casa y mi familia. Igualmente me rehabilité gracias a ellos. Pero me costó años.
-Y si usted fue alcohólico teniéndolo todo, ¿por qué me pide a mí que no lo sea si yo no tengo nada?
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