Cada noche una mujer atraviesa mi casa por dentro. Disculpándose, me afirma que este es su camino hacia el trabajo, y que no quiere tomar otras vías porque esta es la única que conoce. Lo cierto, es que con el tiempo me he ido acostumbrando a su seductora presencia, por lo que a veces le pido que haga una pausa para conversar y conocernos; beber, reír, olvidarnos del mundo.
Hoy la esperaba con una cena, pero no ha llegado. Tal vez haya encontrado un atajo, o la hayan despedido de su trabajo, o haya vuelto al sueño del cual salió.
Autor: Julio David Pérez Gatica
Blog: Literatura Bonsai
Fotografía de AQUÍ
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