Muestra de Marcel Duchamp en la Fundación Proa
“La historia comienza hace años, con el coleccionista de arte residente en Buenos Aires Jorge Helft. Su pasión por la obra de Marcel Duchamp lo motivó a ayudar a su ciudad a tener la posibilidad de ver una gran parte de los trabajos de Duchamp en una importante exhibición. El hecho de que Buenos Aires sea la única ciudad -además de París y Nueva York- en la que Duchamp vivió, estimuló su interés.” Así relata Elena Filipovic, curadora de la muestra, el origen de la exhibición.
El artista
Marcel Duchamp, (1887-1968) fue una de las figuras más relevantes del movimiento vanguardista que, a principios del siglo XX, cambió para siempre el concepto de “obra de arte”.
Fue un artista polifacético que cultivó la escultura, la pintura, la literatura, la fotografía, la música, siempre llevando al extremo los medios expresivos de las diversas ramas del arte. En música, por ejemplo, creó un sistema de composición basado en el azar “como una estrategia para deshacerse del gusto personal” subrayó Petr Kotik.
En literatura fue uno de los pioneros en el uso de la técnica narrativa llamada “fluir de la conciencia”, que intenta trasladar al lenguaje la deriva deshilvanada del pensamiento.
En diversas etapas de su vida Duchamp estuvo vinculado al fauvismo, al dadaísmo, al cubismo, al surrealismo, pero su trayectoria trasciende el alcance de cada uno de estos grupos artísticos.
En un mundo convulsionado por los horrores de la Primera Guerra, el artista rechazaba la idea del arte dedicado a producir una belleza serena y placentera y buscaba, a través de nuevos lenguajes artísticos, provocar al espectador, incitarlo a formularse nuevas preguntas, incluidas aquellas que socavaban los fundamentos del arte clásico. Si bien este gesto de cuestionamiento radical es común a los diversos grupos vanguardistas, Marcel Duchamp es uno de los artistas que llevaron más lejos la audacia que caracterizó al movimiento. Otro rasgo de su obra es el humor: la parodia es uno de los caminos que elige para corroer la idea de creación artística. El ejemplo mas conocido son las varias reproducciones de la Mona Lisa con bigote (titulada “L.H.O:O:Q”) y otra sin retoques, llamada LHOOQ afeitada. Con sólo cambiarle el nombre y la firma Duchamp transforma el más célebre cuadro de Da Vinci, en otra cosa, cuyo sentido es totalmente diferente del original. Este ejemplo ilustra el concepto de “ready made” (Ya hecho), acuñado por Duchamp para denominar algunos de sus trabajos que son hoy un emblema del arte vanguardista. En estas obras, el artista presenta diversos objetos industriales, completamente pedestres, recortados de su lugar habitual en la vida cotidiana (entre los más famosos están un mingitorio, una rueda de bicicleta o un aparato para secar botellas).De esta manera, Duchamp pone en cuestión el concepto de obra de arte y postula un nuevo tipo de vínculo con el espectador, que ya no puede admirar pasivamente la obra. Es casi imposible pararse frente a una obra de Duchamp sin preguntarse por qué estamos frente a una obra de arte: su gesto de hace que “lo artístico” pase, de ser un producto de las manos y la inspiración del artista, a ser el producto de una cierta mirada: sus ready made nos dicen que cualquier objeto puede ser visto como una obra de arte. También nos incita a preguntarnos acerca del peso que tienen en la manera en que percibimos las obras, el contexto en el que las vemos y las instituciones – museos, galerías, especialistas- que las consagran.
Duchamp en La Boca
“¿Se puede hacer una obra que no sea ‘de arte’?” se preguntaba Duchamp. Toda su vida puede ser leída como un intento de responder esa pregunta. Por eso, esta idea es la que origina el titulo de la exposición organizada por Proa, con motivo de la inauguración de su nueva sede. Algunas obras de este artista ya habían pasado por Buenos Aires en una muestra colectiva sobre los movimientos de vanguardia, realizada en el MALBA en 2004. Sin embargo, la exhibición actual, que reúne ciento veintitrés trabajos, es la primera dedicada exclusivamente a Duchamp. Curioso retorno a la ciudad que habitó durante unos meses en 1918, buscando alejarse del clima bélico que atormentaba a Europa y que, según los testimonios que ha dejado, no le resultó particularmente seductora.
Además de pinturas, esculturas, fotografías y films, la muestra incluyó eventos poco habituales como el concierto del flautista Petr Kotik, en el que se interpretaron piezas de Duchamp (“Erratum”, “Five”) y fue también el marco del Coloquio Internacional Marcel Duchamp, en el que estudiosos y especialistas debatieron acerca de su enigmático legado.
La exposición se puede visitar hasta el 1º de febrero de 2009 y el público puede acceder, además, a la librería de la Fundación, equipada con varias computadoras con internet wi-fi y materiales específicos sobre arte contemporáneo. Allí se ha instalado una mesa dedicada al artista y su obra para que, quienes deseen profundizar acerca del tema pueden acceder a catálogos y material de investigaciones sobre Duchamp. También, a través de una pantalla de plasma se pueden ver las actividades del auditorio, documentales y DVDs que acompañan los proyectos del centro de arte.
Links de interés:
Sitio web de la exposición: http://www.proa.org/exhibiciones/futura/40anios.html
Entrevista con la curadora de la muestra, Elena Filipovic http://www.proa.org/exhibiciones/futura/filipovic1.html
Imágenes de las obras de Duchamp: http://images.google.com.ar/images?hl=es&q=duchamp+marcel&um=1&ie=UTF-8&sa=X&oi=image_result_group&resnum=1&ct=title
Linea de tiempo ( en ingles) http://www.understandingduchamp.com/
Notas sobre la muestra:
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/11/29/_-01812272.htm
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0301/articulo.php?art=10252&ed=0301
Autor: María Elena Qués
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