¡La piedra de los sabios trae, copero!
La copa que en sí encierra el universo.
¡Venga vino! que quiero yo mi alma
de soberbia y rencor, dejar lavada.
¡Venga vino! que quiero hacer pedazos
esa red del absurdo clerical,
que trata de envolvernos en sus lazos.
¡Venga vino! Que quiero ver postrado
todo ese mundo bello, ante mis plantas
y en la tierra mandar cual soberano
¡Venga vino! Que al cielo subir quiero;
Y ver de la otra vida los misterios.
¡Vino, vino, copero! ¡Tráeme el vaso
que encierra cuanto existe de valioso
en este mundo vano!
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